lunes, 16 de abril de 2012

Alicia nunca estuvo allí

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La Vanguardia recupera una de las historias más fascinantes derivadas del 11-S, la de Alicia Esteve Head*. La terrible fecha dio ejemplos de valor y de sufrimiento, de abnegación y heroísmo. Pero también permitió fabricar una de las más deleznables mentiras de las últimas décadas. Alicia nunca estuvo allí.
Alicia Esteve Head, hija de una conocida familia empresarial barcelonesa, siempre vivió al borde de la fabulación. Se construyó una personalidad ajustada al hilo de sus necesidades psíquicas. Este tipo de personalidades son teatrales, su mundo es un escenario en el que representan el papel de su vida. Cuando la vida que llevan no está a su altura, sencillamente, la elevan transformando cada circunstancia. Alicia trabajó como secretaria, posición que no satisfacía su ego, por lo que tuvo inventarse una vida paralela que transmitía como información a los que estaban junto a ella. Ocultan su vida real y sienten la necesidad constante de taparla con mentiras, por lo que son personas locuaces.

La minusvalía de su brazo, la gran cicatriz que revelaba un accidente, se contaba como un accidente en un Ferrari a 200 kilómetros por hora. No podía ser ni otro coche ni otra velocidad. Según contaba, el brazo le fue seccionado por el impacto y después reimplantado. Por supuesto, ella no estaba sola; su novio era cirujano plástico en Estados Unidos, Y su buen inglés era por haber estudiado en las mejores universidades anglosajonas.
Alicia, transformada en Tania Head, apareció como una víctima. No como una víctima más, algo que no encaja en este tipo de personalidades, sino como una superviviente estrella. Apareció en la red, poco a poco, y fue creando unas expectativas. Alicia, ya Tania Head, salía de los escombros del dolor y encontraba una sociedad dispuesta a escucharla, apoyarla y sacarla de su sufrimiento. El camino estaba preparado:

[…] el 28 de enero del 2004 se hizo presente. Tania apareció físicamente en una de las reuniones fundacionales de la Red de Supervivientes del WTC. "Todos los ojos estaban puestos en ella. Ninguno la había visto, pero todos sabían quién era... Tania se había convertido en una leyenda, era la súper sobreviviente".
Así se explica en The woman who wasn't there o La mujer que no estaba allí (Simon & Schuster). Robin Gaby Fisher y Angelo J. Guglielmo desmenuzan cómo Tania Head alcanzó notoriedad y se encumbró hasta la presidencia de la asociación de supervivientes. Sin haber estado allí el día de la tragedia, mediante una biografía totalmente inventada.*

El libro y un documental tratan de explorar la fabulación de Alicia Esteve Head. Todos los datos recogidos por La Vanguardia, que fue quien desveló quién era realmente, tras destapar la impostura The New York Times, apuntan a que Alicia/Tania ya presentaba los síntomas de la persona que necesita crearse un mundo en el que ser el centro por lo escaso de sus recursos propios. Alicia maquillaba su vida para ajustarla a lo que estaba dispuesta a aceptar de ella. El hecho de que su padre y su hermano se vieran envueltos en un caso famoso de fraude a mediados de los noventa no apunta a componentes “genéticos”, sino a un entorno familiar que es necesario mantener con ficciones y engaños para poder ajustarlo a la propia imagen.
Podemos considerar sus mentiras como una voluntad de engaño o como una respuesta a su entorno desde sus propias necesidades específicas. Podemos pensar que lo hace porque quiere o que no puede dejar de quererlo, lo que nos resulte más satisfactorio como explicación. Quizá se den ambas circunstancias y se haya creado un bucle de retroalimentación del que, una vez puesto en marcha, se hace imposible salir. Y solo queda el descubrimiento, la fractura brutal del sueño y las mentiras.

Con los alcaldes Guliani y Bloomberg

Podemos preguntarnos por qué sintió cuando fue besada por los sucesivos  alcaldes de Nueva York, puesta como un ejemplo para todos; hacerlo por sobre qué sentía cuando explicaba a los demás cómo ocurrieron los hechos en los que nunca había estado; podemos también hacerlo sobre sus sentimientos cuando consolaba y era consolada por los que habían padecido las pérdidas familiares en los atentados. Ella era la superviviente de la zona de impacto, una de las pocas; ella había perdido en la torre sur a su “novio Dave”  cuando ya tenía el traje de novia listo para la ceremonia. Ella era el ejemplo, pero nunca estuvo allí. Todo se fue desmoronando cuando, una vez se comenzó a tirar del hilo, nada casaba. El libro sobre ella lleva en su portada "la verdadera historia de una gran decepción".

Las informaciones sobre quién era realmente en La Vanguardia, en 2007

Hay personas, familias, instituciones, países… que viven sus propias fabulaciones, que mienten por encima de sus posibilidades. Se creen heroicas, superiores a los demás, ricas y tratan de ajustar sus vidas a sus fantasías. El despilfarro es uno de sus síntomas. El realismo, el tratar de verse lo más próximo posible a lo que se es, no es fácil. El cerebro fabrica los delirios de grandeza como forma protectora. Pero los delirios son también trampas de las que no es fácil salir. La forma placentera de la mentira se acaba convirtiendo en dolor y angustia. La realidad es tozuda y acaba rasgando las ropas elegantes para dejar al descubierto el cuerpo de la miseria.
Alicia nunca vivió allí. Ahora es perseguida por el espectro de Tania, el ser fabulado que construyó y dentro del que habitó durante un tiempo. A Alicia le han embargado sus excesos, mentiras, fabulaciones y delirios. 
Alicia somos todos.

* "Un libro narra el engaño de una barcelonesa en el 11-S". La Vanguardia 16/04/2012 http://www.lavanguardia.com/libros/20120416/54284823455/libro-narra-engano-barcelonesa-11s.html

** "La 'impostora' del 11-S es barcelonesa". La Vanguardia 29/09/2007 http://www.lavanguardia.com/internacional/20070929/53397918438/la-impostora-del-11-s-es-barcelonesa.html



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